Suele ser la labor del corrector una tarea silenciosa y oculta. Aislados en nuestro lugar preferido para corregir, velamos en la sombra por que los textos luzcan con la calidad que se merecen.
Orco
Sin embargo, Tolkien tan solo recogió este vocablo de la mitología clásica romana y lo actualizó. De hecho, en nuestro DRAE ni siquiera aparece la acepción que hace mención a las criaturas de Tolkien, como sí lo hacen los diccionarios ingleses, sino que, en su primera acepción, considera que orco es: ‘Según la Roma clásica, lugar, contrapuesto a la tierra, adonde iban a parar los muertos’. Es decir, el infierno. Este era precisamente el significado que quería darle a la palabra el autor al que estaba corrigiendo, nada que ver con un ser legendario, sino con un lugar mítico.
Igualmente interesante es su tercera acepción, donde nos indica que es sinónimo de huerco, un vocablo en desuso que designa a un diablo, a un monstruo. Probablemente, Tolkien, gran filólogo, conocía estos términos clásicos y cómo pasaron a la tradición inglesa mediante palabras como orcneas, derivada del orco postlatino, que en inglés antiguo significa ‘monstruos’.
Veremos cómo evoluciona orco, pero seguramente no estamos lejos de que la RAE tenga que incluir una nueva acepción, la que usamos jóvenes y no tan jóvenes para referirnos a alguien feo, pero que muy feo. Feo como un demonio.
Hipnagógico
Se define como estado hipnagógico a aquel que experimentamos entre el sueño y la vigilia, lo que comúnmente llamamos duermevela. Ya sabes, si quieres dártelas de cultureta, utiliza esta palabra y descolocarás a más de uno.
Incuria
No obstante, voy a aprovechar la situación para definir mi actuación desidiosa con un bonito palabro: incuria. Según el DRAE, incuria significa ‘poco cuidado, negligencia’, que es exactamente como he procedido este último mes en cuanto a compartir las palabras extrañas que nos vamos encontrando en la corrección de textos. Por cierto, ya puestos, en esta misma entrada he facilitado uno de sus sinónimos: desidia.
Prometo corregir mi incuria y subir contenidos más a menudo.
Detumescencia
Magín
Es el caso de la palabra que hoy os traemos: magín. Término muy utilizado en el Siglo de Oro, y de escasa aplicación hoy en día, se trata de un sinónimo de registro coloquial de imaginación, pero, a diferencia de esta, magín es un sustantivo de género masculino, por lo que debemos escribir el magín y no la magín.
Occiso
Hace poco, he tenido la oportunidad de corregir un texto en el que se utilizaba uno de los sinónimos de muerto más peculiares que he visto: occiso. Un individuo con un nivel cultural medio suele tener en su haber lingüístico un par de sinónimos de muerto, tales como difunto y fallecido, es decir, los más comunes. Solo un grupo reducido de lectores avezados estarán familiarizados con el más extraño término finado. Sin embargo, seguro que muy pocos habrán leído alguna vez la palabra occiso.
En honor a la verdad, hay que aclarar que occiso no es un sinónimo equivalente de muerto, sino que nos aporta información extra acerca de las circunstancias de la muerte del individuo. Según el DRAE, occiso es un adjetivo, usado más como sustantivo, que significa ‘Muerto violentamente’. Por lo tanto, no todos los muertos son occisos, siendo una palabra con un significado más próximo a interfecto y asesinado.
Así pues, para referirnos a una persona muerta, podremos utilizar: muerto, fallecido, difunto y finado. Además, si ha muerto de forma violenta a manos de otra persona, podremos usar occiso, interfecto y asesinado, incluso, si el resultado del crimen es la muerte, víctima. O también podremos usar palabras que indiquen la causa de la muerte: el ahogado, el tiroteado, el acuchillado, el despeñado, etcétera.
Nadie dirá que no tenemos una buena disponibilidad lingüística en lo que a muertos se refiere…
Binar
La visita a cualquier pueblo es una oportunidad única para un corrector de textos para ponerse en contacto con el léxico técnico de las labores del campo y con algunos usos peculiares del lenguaje que han desaparecido de las grandes ciudades.
En este caso, os traigo una palabra que no había escuchado nunca: binar. Según el DRAE, binar es ‘Arar por segunda vez antes de sembrar una tierra de labor para eliminar la mala hierba’.
Ahí queda eso.
Turiferario
Esta semana, traigo una palabra extraída de mis lecturas personales, en concreto de El canalla sentimental, del gran Jaime Baily, escritor peruano que se encuentra entre mis favoritos.
En dicho libro, utiliza una palabra que jamás había escuchado: turiferario. El significado que oculta un significante tan sonoro es, según el DRAE: ‘Adulador’.
No perdáis la ocasión de leer alguna cosa de Baily, un escritor que escribe con una honestidad que a menudo roza el autoescarnio.
¿Halógeno o alógeno?
Aunque comerse una hache pueda parecer un descuido sin importancia, no lo es tanto cuando la palabra resultante tiene también significado, y muy alejado del de la palabra que queríamos utilizar. Mientras que entendemos comúnmente que un halógeno es una bombilla que contiene algún elemento químico halógeno (flúor, cloro, bromo, etcétera) que le permite producir luz, un alógeno, sin hache, significa, según el DRAE: ‘Dicho de una persona: extranjera o de otra raza, en contraposición con los naturales de un país’.
Desde luego, la frase: «Me pusieron un halógeno delante de los ojos que me deslumbró», cambia mucho con hache o sin hache…