Ocurre de vez en cuando que en una corrección de texto al corrector profesional se le escapa alguna errata. Cuando esto sucede y el cliente en cuestión pertenece al gremio editorial, en muchas ocasiones ni siquiera nos llama para comunicárnoslo. Se trata de un hecho que se concibe como normal por parte de los profesionales del lenguaje, que conocen perfectamente la dureza de la labor de los que nos dejamos los ojos pegados a la pantalla varias horas al día. Continuar leyendo...