Otro bonito palabro para la colección. Los correctores de textos no conocemos absolutamente todas las palabras que existen (aunque se intenta, se intenta) y este es un claro ejemplo de ello.

Cuando me preguntaron acerca de la palabra orate, mi mente se puso en modo etimológico y dije: «Pues vendrá de orar, ¿no? Será un señor que reza mucho…». No podía andar más desencaminado, pues aunque en la actualidad algunos podrían tildar de orate a alguien que se pase el día rezando, su significado no tiene nada que ver con el fervor religioso.

Un orate, según el DRAE, es una ‘persona que ha perdido el juicio’ o, más coloquialmente, una ‘persona de poco juicio, moderación y prudencia’.

Ahí queda eso…

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